Por Sara Macarro – 05/05/2021

Alberto Ortega Cámara es coach personal para adultos y adolescentes. Se licenció en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla y, dedicó la primera década de su trayectoria profesional a la formación y la educación reglada en centros de enseñanza secundaria obligatoria. En una segunda etapa profesional se orientó al desarrollo del potencial humano, siendo experto en Coaching Personal por la Universidad Camilo José Cela.  En la actualidad facilita talleres de Liderazgo e Inteligencia Emocional para particulares, empresas y educadores. Es el creador y facilitador del Programa de Implantación de la Inteligencia Emocional en el ámbito educativo.  Dada su trayectoria profesional y sus conocimientos en Inteligencia emocional y competencias emocionales nos hablará sobre estos temas.

Alberto Ortega

¿En qué consiste ese trabajo de coach personal?

Coach es una palabra inglesa que significa entrenador y coach personal se traduciría como entrenador de vida. Lo que hace un coach personal es entrenar a aspectos cotidianos o, más bien, entrenar a personas para conseguir aspectos relevantes de la vida personal. Un proceso de coaching personal sería un proceso de acompañamiento hacia la consecución de una meta.

“…la inteligencia emocional se trata de mejorar en todos los aspectos profesionales”

¿Por qué es importante la inteligencia emocional?

La inteligencia emocional es importante en todo. La relevancia de la inteligencia emocional ya quedó probada cuando, en el año 95, Daniel Goleman hablaba de su importancia sobre el coeficiente intelectual para la obtención del éxito personal y profesional. Creo que hoy en día es una obviedad pues, la inteligencia emocional se trata de mejorar en todos los aspectos profesionales. El desarrollo de competencias emocionales o las ahora llamadas soft skills, habilidades blandas, aunque de blandas no tienen nada porque son muy importantes y dan grandes resultados, está probado en todos los ámbitos. Es decir, es obvio que por muchas habilidades que tenga una persona a la hora de conocer una materia, si no conoce el cómo aplicarla no va a tener resultados. Por ejemplo en el ámbito educativo, si un niño piensa que las matemáticas se le dan mal y eso le hace sentir inseguro, ese sentimiento de inseguridad es directo sobre el resultado, probablemente no tenga buenas notas o no tan buenas como las tendría si se sintiera seguro de sí mismo. Un ejemplo en el ámbito profesional sería que, se puede ser un gran médico pero si no se dispone de habilidades sociales está demostrado que la curación del paciente no es la misma que si el medico tiene habilidades sociales y sabe hacerle llegar confianza, apoyarlo… Esto no significa que el coeficiente intelectual sea algo malo, no lo es, al contrario, es buenísimo pero solo sí lo usamos inteligentemente. Todos conocemos personas que son muy inteligentes intelectualmente y, sin embargo, su vida es un caos. Y también hay gente que tiene un cociente intelectual bajo y son personas de éxito y felices.

“…el porcentaje de docentes emocionalmente inteligente, en mi experiencia, sigue siendo muy bajo”

¿Consideras que la inteligencia emocional es una asignatura pendiente en el sistema educativo actual?

No la veo pendiente porque ya se está trabajando. La veo como una asignatura indispensable, aunque sí que falta mucho trabajo por hacer. Desde que yo empecé a trabajar educación emocional en el aula hace 10 años, ha habido un avance gigante en la aceptación de la disciplina en sí. Al principio era algo rarísimo y había mucho rechazo, pero hoy educación emocional es un término que está hasta de moda e incluso muchos centros lo utilizan como marketing. La educación emocional, para que sea efectiva, requiere pasar porque el profesorado sea inteligente emocionalmente ya que no se trata de un contenido, sino de cómo ser con el alumnado para que este pueda tener éxito. Eso requiere una transformación personal del profesorado.  Entonces, no lo veo como una asignatura pendiente pues ya está en marcha, al menos por la parte que me toca, pues la mayoría de los Centros de Enseñanza de Profesorado de la Junta de Andalucía los ofrece dentro de su oferta formativa, sin embargo el porcentaje de docentes emocionalmente inteligente, en mi experiencia, sigue siendo muy bajopara que podamos decir que ya hay educación emocional en el sistema educativo.

¿En qué consiste tu programa de implantación de la Inteligencia Emocional en el ámbito educativo?

Es un proceso de formación y de transformación del profesorado para apoyarles a que elijan ser emocionalmente inteligentes. Está compuesto por nueve módulos en los que apoyamos a que el profesor, profesora o docente vea las cosas de manera distinta, aprendan a elegir sentimientos que les favorezcan y perspectivas que les lleven a tener éxito personal y profesional con su alumnado. Además,  aportamos material para que una vez hayan experimentado el beneficio en sí mismo, puedan aplicarlo con sus alumnos y alumnas a través de esos materiales, dinámicas, actividades y metodología que proponemos, que es muy específica.  El Programa de Implantación trabaja bajo la premisa transformase para transformar y, también, aporta apoyo de material para que se pueda llevar al aula. No nos gusta quedarnos ni solo en el material que, ha habido editoriales que nos lo han querido editar y hemos dicho que no, ni tampoco quedarnos en la transformación personal porque pensamos que un material complementario es de bastante apoyo. Queremos entonces las dos cosas, que pase a través de la transformación de los profesores y que haya un material que facilite el llevar al alumnado las competencias.

“…se trata de apoyarles a que cambien la perspectiva para que cambien el sentimiento”

¿Cómo podéis hacer que se adquieran competencias emocionales, especialmente en adolescentes?

Nosotros nos basamos en que, como dice Marian Rojas Estapé, debajo de cada emoción hay un pensamiento. Obviamente, si cambiamos el pensamiento, cambiamos la emoción. Lo que hacemos en el Programa de Implantación de Inteligencia emocional es apoyar a los adolescentes a que vean las cosas desde una perspectiva que les hagan cambiar el sentimiento. Por ejemplo, si sienten frustración o rencor por considerar que los profesores son muy exigentes con ellos o muy pesados, como dicen ellos y que desde mi perspectiva creo que puede ser verdad, lo que tratamos es que en vez de que lo vean desde la perspectiva de que somos muy pesados, lo vean desde “para qué somos muy pesados o somos muy exigentes”. Obviamente, lo somos para ellos. Ese cambio de perspectiva les favorece en el sentido de que pueden llegar a sentir agradecimiento o, incluso aunque nos estemos equivocando, nos pueden ver como seres humanos que nos equivocamos. Con ese cambio pueden pensar que, a lo mejor, su profesor o profesora tiene un problema personal y le lleva a sentir compasión. Es decir, se trata de apoyarles a que cambien la perspectiva para que cambien el sentimiento.

Para que los adolescentes aprendan a gestionar sus emociones, ¿es necesario trabajar también con sus padres, madres o tutores?

En mi experiencia, el apoyo de la familia es bastante favorecedor por la razón de que la familia pasa mucho tiempo con el adolescente o la adolescente. Entonces, tú puedes apoyar en el aula a que el alumno se dé cuenta de que no es que no pueda aprobar matemáticas, sino que puede pensar que es muy difícil y ese pensamiento no le favorece. Nosotros le podemos apoyar a que cambie el pensamiento, pero si luego en casa sus padres le dicen que torpe eres, que vago, no haces nada…; al final sería de gran apoyo que las familias pudieran adquirir también esas competencias. De hecho, cuando apoyamos al profesorado en la implantación, después del primer año que están implantando en el aula y han desarrollado el programa completo con su alumnado por primera vez, les proponemos que empiecen a formar/transformar a las familias también. Y cuando trabajo un coaching personal con algún adolescente, siempre que sea menor de 18 años, incorporo a la familia en algún momento porque es un apoyo importante. Esto no significa que si los padres no quieren no podamos apoyarles, aunque van a encontrar una barrera en casa que van a tener que trabajar. Si en casa sus padres le dicen ‘no puedes’, el adolescente se puede acordar de lo que ha aprendido y pensar que lo está haciendo lo mejor que sabe y cambiar ese pensamiento, Aun así, el poder que tienen los padres con lo que piensan y dicen sobre los adolescentes es muy alto y, si pudieran cambiar la manera de pensar y comunicarse con ellos sería de gran apoyo en el cambio.

¿Trabajáis con la misma metodología con niños, niñas, adolescentes y adultos?

En el Programa de Implantación la metodología es idéntica. Lo que cambia son las dinámicas, no es lo mismo diseñar una para un niño de 4 años que una para un adolescente de 16. La actividad, dinámica, ejercicio, juego, cuento, audiovisual… cambia, pero la metodología es la misma. Lo que pretendemos es que, a través del juego, el alumno se dé cuenta de que hay otra alternativa de pensamiento e integrarla como una posibilidad para recordársela en el día a día. Esa es la metodología pero, no es lo mismo con un niño de 4 años que con uno de 16. Con edades tempranas, de las 3 a los 8 años, funcionan muy bien los cuentos, también los usamos con adultos pero como algo complementario. En edades de 3 a 8 años proponemos lecturas de cuentos emocionantes, sorpresivos, porque si no no les llega de la misma manera.

“Pueden tener problemas a nivel emocional y conductual”

¿Qué problemas puede traerle a niños, niñas y adolescente no tener competencias emocionales o no sepa gestionar sus emociones?

Pueden tener problemas a nivel emocional y conductual. Pueden desmotivarse, vivir apáticos, dejar los estudios, sentirse inseguros, tener la autoestima baja, pensar que las cosas no dependen de ellos, que son muy difícil de lograr y ni siquiera lo intentan, pueden no ser disciplinados o autodisciplinados que es una competencia necesaria para lograr lo que queremos en la vida, puedes ver que son egoístas, excesivamente competitivos… y, por lo tanto, sus relaciones sociales  se pueden perjudicar y tener una falta de empatía que les lleve a ser infelices. Al fin y al cabo para ser feliz necesitamos trabajar para la felicidad de los demás. Todo esto es importante saberlo, verlo y vivirlo para poder vivir felices.

“… la competencia emocional no es directamente proporcional al nivel socio-económico o socio-cultural”

El no tener competencias emocionales, ¿puede llevar a la exclusión social?

Yo veo personas que no siendo competentes emocionalmente son de un ámbito socio-económico o socio-cultural muy alto. Es decir, la competencia emocional no es directamente proporcional al nivel socio-económico o socio-cultural. Sí que pienso que la escuela es un sitio donde hacemos pensar o apoyamos a pensar al alumnado y, ahora también, vamos hacerles sentir. Si hay colectivos que tienen una tasa de abandono escolar muy alto también se les estaría privando de ese aprender a sentir. Además del aprender a pensar que se ha estado facilitando tradicionalmente.

En el canal de Youtube de Alberto Ortega podemos ver un video sobre el proyecto humanitario PIIE en el IES Abula: https://m.youtube.com/watch?v=tjIFx6il7Vw&feature=youtu.be

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