Por Ana Montoya – 21/10/2020

Mari Paz Serrano, Experta en Inteligencia Emocional

Entrevista a Mari Paz Serrano, Coach Trasformacional y Experta en Inteligencia Emocional

Mari Paz Serrano, Experta en Inteligencia Emocional, es PSICOPEDAGOGA, e hizo un Doctorado en Psicología Evolutiva. Pero además de la Licenciatura y el Máster, también se formó como Entrenadora Europea en Inteligencia Emocional.

Actualmente trabaja como Coach Transformacional, pero ella prefiere llamarlo Coaching en Relaciones, con uno mismo y con los demás, que es lo que ella hace a través de diferentes programas. “Para saber relacionarse con las demás personas, primero tienes que relacionarte contigo”, afirma.

¿Me puedes explicar primero lo que haces, qué proyectos tienes y si trabajas con niños o adultos?

Yo lo defino siempre de la misma forma, yo trabajo con PERSONAS, porque todos somos personas: los niños, los adultos, los adolescentes, el personal socio sanitario y los empresarios. Y lo hago a través del Coaching o procesos de acompañamiento individuales, o mediante acompañamientos grupales. Para mí es todo lo mismo. Todos son personas. Las empresas también son personas, que están trabajando por un objetivo común.

Con los procesos grupales como por ejemplo con colegios, institutos, profesorado y todo lo relacionado con el proceso educativo y las familias, lo hago a través de programas, trabajando con un equipo de cuatro personas. Son los programas Diverentes, o programas de educación emocional. Se imparten en el cole en el aula o en el horario extraescolar. Pueden ser también con formación al profesorado para que ellos incorporen la inteligencia emocional dentro de la dinámica del aula, y puede ser con familias, para que lo que se trabaje en las aulas, en casa cuando el niño llegue expresando de una manera emocionalmente inteligente, la familia tenga acogida. Nuestro propósito es siempre trabajar de manera global, pero esto no es posible en el cien por cien de los casos.

Después yo trabajo también de manera personal. Bien con mujeres en centros de información a la mujer, en distintos ayuntamientos y organismos públicos, y a nivel privado en empresas, haciendo educación emocional para conseguir los objetivos que cada uno se proponga.

¿Qué diferencia hay entre trabajar la Inteligencia Emocional con unos y otros?

“NINGUNA, (risas). Eso lo puedes poner en mayúscula”. Porque la inteligencia emocional es la misma. Todas las personas nacemos emocionalmente inteligentes. La inteligencia emocional tiene que ver con el hemisferio derecho, y como todos tenemos hemisferio derecho pues todos tenemos esa parte emocional. Pero por la educación que recibimos o la manera de vivir que tenemos, lo que hacemos es, en vez de entrenarla, la desaprendemos. Decimos: “no llores, no te pongas triste”. Los adultos nos dedicamos a invalidar esa parte. Hay personas que cuando las conocemos decimos: “es que esta persona me transmite, tiene una cercanía y una manera de conectar con los demás que es distinta”. Pues como todo, hay personas que nacen con mucha habilidad matemática, y hay otras que esa parte emocional la tiene más desarrollada por naturaleza. Pero la buena noticia es que ese hemisferio derecho, esa parte emocional, se puede entrenar.

» Cuando vamos creciendo desaprendemos eso, y nos vamos cargando con mochilas en forma de experiencias, creencias, vivencias, situaciones que nos han marcado la vida. «

Y hay que empezar por “descargar la mochila que traemos”. Es aquí donde puede radicar la diferencia en trabajar con niños o con adultos; en la energía y el tiempo que tienes que dedicar en trabajar con unos y con otros. Un niño llora si tiene ganas de llorar, pero al adulto es al que le cuesta. Piensa: llorar es de débiles. Pero un niño no tiene problema para ponerse a jugar en la playa con otros niños que hablen un idioma distinto, por ejemplo. Ellos se relacionan, “no necesitan nada para ser”. Cuando vamos creciendo desaprendemos eso, y nos vamos cargando con mochilas en forma de experiencias, creencias, vivencias, situaciones que nos han marcado la vida. Descargarlas requiere mucho trabajo, y con un niño es muy fácil.

¿Cómo influye la familia durante la niñez en el desarrollo emocional de un adolescente?

Pues ahora te digo la palabra contraria. En TODO, porque la familia es la responsable, no desde la carga y la culpa, sino del hacerse cargo, desde la responsabilidad. Hay que ofrecerle responsablemente al niño o la niña contextos para que se desarrolle y hacerlo para la sociedad y el mundo con el que se va a encontrar. Son los cimientos de la casa que después van a construir. En la medida en la que las mamás sepan responder emocionalmente a las necesidades de los niños, no sólo económicamente (que no es tan importante), los niños van a tener más facilidad para desenvolverse de forma favorable para ellos y para los demás en el mundo, consiguiendo ser personas resolutivas.

La familia puede reforzar en los niños su autoestima, la confianza, la posibilidad de conocerse a ellos mismos, reforzando las habilidades que ya traigan de serie, no reprimiéndolas. Validar a esa niña y a ese niño. Hay que validar su parte emocional, explicándoles que apoyas todo lo que siente y que estamos ahí para acompañarles. Esa sería la postura de la mamá, el papá, o de la persona que esté al cargo de ese menor.

¿Qué le dirías a unos padres que consienten todo a sus hijos? ¿Podría esto repercutir a la larga a adaptarse socialmente?

Por supuesto. Hay una diferencia entre fomentar la autonomía en un niño, y dejar que haga lo que quiera. Consentir es distinto. Las niñas y niños tienen unas necesidades emocionales básicas. Los padres y las madres, la familia, son las responsables de atender y cubrir esas necesidades básicas. Entre ellas está la necesidad de la autonomía. Es ofrecer contextos donde pueda desarrollar su capacidad de elegir. Necesita probar, equivocarse y aprender. Ahora, por encima de eso está la seguridad.

También somos los responsables de que los niños practiquen la autorregulación, de trabajarla. Vivimos en la era de la inmediatez, de “lo tengo”, de si quiero ver los dibujitos pongo Youtube, de si me quiero subir en un momento la autoestima y quiero un like porque me siento triste con lo que sea, pues subo una foto con muchos filtros y consigo mi refuerzo positivo. En esta era de la inmediatez, el trabajo más arduo es trabajar la frustración con los niños, niñas y adolescentes. Eso también es responsabilidad de las familias. El quiero y lo tengo no es. Puedes consentirlo, pero cuando crezcan van a seguir queriéndolo. Y no pasaría nada, la adolescencia llegará, y ellos llegarán a la calle.

» En esta era de la inmediatez, el gran reto es trabajar la frustración con los niños, niñas y adolescentes. «

Como padre y madre tienes dos opciones: protegerlos y que crezcan entre algodoncitos, pero vas a criar pequeños tiranos que después en la vida se chocarán. O puedes ofrecer a tu hijo o hija un contexto de aprendizaje, enseñándoles a frustrarse. “Si quieres esto, primero tienes que hacer lo otro, o tienes que esperar”. En el día a día al final no es tan complicado, aunque al principio lo parezca. Realmente hay muchas posibilidades para trabajar con los niños diariamente. Son contextos y situaciones como trabajar la espera, la calma, la frustración y manejar todas esas emociones que conllevan esas situaciones: la rabia, el enfado, la ira. Son las emociones que afloran cuando una persona no tiene lo que quiere de manera inmediata.

¿Cómo podemos ayudar a los niños a ser personas seguras en sí mismas cuando crezcan?

Pues trabajando la inteligencia emocional. Trabajando estas habilidades. Conociéndome. Conociendo cuáles son mis fortalezas, mis debilidades, haciéndome cargo de mis emociones, sabiendo gestionarlas. Todo eso es Educación o Inteligencia Emocional. Y esto requiere un trabajo. Los padres pueden comenzar primero informándose y después formándose, leyendo, porque aunque la inteligencia emocional es natural, después en la práctica de adulto requiere un trabajo consciente en los entornos más significativos: la familia y el colegio.

¿Qué método usarías para frenar los impulsos violentos de un adolescente?

Los impulsos violentos son ira contenida. La ira y el enfado es una emoción básica que tenemos todas las personas. La diferencia entre un adolescente que explota y otro que no, además del carácter, es la gestión emocional. Primero que reconozca qué emoción está sintiendo. La ira aparece en situaciones muy concretas: cuando tengo que dejar de hacer algo que me gusta, cuando alguien está sobrepasando un límite conmigo, o cuando no puedo tener algo que quiero. Ahí debe saber que se está enfadando, que la ira va a salir, y que hay que controlarla y poner un límite.  

La ira viene del cerebro límbico o verde que no controlamos, activa el tren superior del cuerpo y anula parte racional. Si a un chico o chica adolescente que está en un conflicto de ira, rabia o frustración, le sumas que no sabe gestionar sus emociones y poner un límite, y además se le activa el tren superior para atacar y se le anula la parte racional, te encuentras a una persona en una situación peligrosa.

Habría que explicarle para qué aparece, qué mensaje le está dando esa rabia y cómo afrontar el trabajo conflictivo para después resolverlo de manera positiva. Todo esto conlleva un trabajo emocional.

¿Qué es la empatía y cómo puede ayudar a frenar estos impulsos?

Es una de las habilidades que se trabaja con la Educación Emocional. No es más que saber ponerte en el lugar de la persona que tienes en frente. Puedes tener empatía, pero sin embargo no saber gestionar la ira. Por supuesto suma, porque cuando trabajas educación emocional trabajas empatía.

» Cuando trabajas educación emocional lo que haces es equilibrar las dos partes del cerebro. «

Tienes que trabajar esa ira para equilibrar el hemisferio derecho con el izquierdo. La rabia, catalogada como una emoción de alto nivel, genera una substancia química que tiñe todo el cerebro. Es decir, te anula la parte izquierda que es la que te deja pensar. Cuando trabajas educación emocional lo que haces es equilibrar las dos partes del cerebro. Y si además puedo entender que la persona de enfrente también tiene sentimientos, puede sentir miedo ante mi emoción, pues eso también ayuda. La empatía es una habilidad emocional o una competencia, y la gestión de la ira es otra. Se complementan y ayudan.

¿De qué formar se podría motivar al alumnado con malas notas, frustrado y que ve el futuro muy oscuro y de forma pesimista?

Muy fácil y muy complicado a la vez. En una palabra, con VISIÓN. Esta es la primera competencia que se trabaja en Inteligencia Emocional. El objetivo, propósito, meta. A estas edades es verdad que puede ser una tarea complicada, porque hay niños que aún no tienen claro a qué quieren dedicarse de mayores y están en la edad del pasotismo. Pero muchas veces se trata de conectar con esa persona, y preguntarles por ejemplo de qué disfrutan, con qué les gusta pasar el tiempo, qué es lo que les llena o qué les gustaría ser de mayores. Hay que conectarlos con sus propósitos en la vida, sus metas y motivarlos, que descubran sus fortalezas y qué quieren hacer con esa fortaleza o ese don. Porque todas las personas tienen un don. Tienes que descubrir hacia donde quieren ir, esa es la herramienta más valiosa.

Yo también colaboro con alguna ONG y Casas de Acogida y es un trabajo muy gratificante por el feedback que recibes. Se crea magia. Es fundamental que venga alguien y les pregunte por sus sueños y objetivos.

» Hay que conectar a los adolescentes con su propósito en la vida. Tener una meta, un objetivo, una VISIÓN, es la clave. «

Te voy a hablar de algunos libros que no sé si conoces: “Los 7 hábitos para la gente altamente efectiva”, de Stephen R. Covey. Para mí esta es la biblia para trabajar las competencias de educación emocional. Está comprobado que el éxito de una persona depende en el 80% de su parte emocional, y el 20% de su parte racional. Esta es mi recomendación para los adultos, y después está la de los adolescentes: “Los 7 hábitos para los adolescentes altamente efectivos”.

En cualquiera de ellos, la primera competencia es tener una VISIÓN, un sueño, un objetivo. Les va a cambiar, porque cuando trabajamos con niños es lo mismo. Aquí tengo el de ellos: “Los 7 hábitos de los niños felices”, en forma de cuentos. También la primera competencia que aquí se valora es la VISIÓN, esa es la clave.  Cuando tienes un sueño, aunque cambie muchas veces a lo largo de la vida, ese es el motor que lo cambia todo en ese momento, y a raíz de ahí puedes trabajar lo demás.

Hay muchos niños y adolescentes en riesgo de Exclusión social y la Educación Socio Emocional podría ayudarles. ¿Crees que debería estar más presente en la Educación reglada? ¿Cómo?

«Sí, estoy segura». Cuando empecé a trabajar con las profesaras y profesores, la palabra emoción ni aparecía en el currículum del sistema educativo. Ha sido un trabajo súper arduo, porque tenían que buscar tiempo fuera del horario lectivo para prepararse y poder aplicarlo en las clases y allí salirse del temario. Por suerte ha ido evolucionando, hasta empezar a contemplarse. Ahora se hace en algunas clases de ética, en las tutorías, y de hecho es lo que nosotros hacemos con nuestros Programas de Diverentes. Ya hay fondos públicos para esto.

Lo ideal y hacia donde yo me dirijo, mi VISIÓN, es que el profesorado ya desde la Universidad, tenga acceso a esta formación. Para que la educación emocional no sea algo puntual sino una dinámica.

Sabemos que la Inteligencia Emocional ahora se está poniendo de moda a nivel empresarial en las grandes COMPAÑÍAS, donde hay altos cargos y buscan a sus LÍDERES. ¿Nos estamos olvidando de que la base es la infancia y la adolescencia?

Yo creo que no por trabajarlo en las empresas nos olvidamos de las otras etapas. En vez de restar, suma. Se está viendo la importancia de trabajar la Educación Emocional y se está abordando desde distintos ámbitos. Cada ámbito social se está ocupando de su parte.

Por supuesto es la base la infancia y la adolescencia, pero como seres adultos también somos responsables de nuestra formación y de nuestro desarrollo personal, y lo podemos hacer a través del trabajo. Simplemente de una forma más lenta, porque “nuestra mochila” es más grande.

Ya no se da el jefe jerárquico que manda, se impone, y no escucha, esto ya está obsoleto. Ahora necesitamos a personas que tengan habilidades sociales y lleven a cabo el trabajo en equipo para llevarlo adelante. Gente con capacidad de liderazgo y capaz de jugar a ganar- ganar. Ahora trabajamos con equipos, y el ámbito empresarial se están ocupando de esto en la medida en que cada empresa decida hacerlo. Liderar no es otra cosa que llevar a tu equipo a ganar. Y ganar desde la inteligencia emocional es ganar- ganar. Que no competir, sino ganar tú y los demás.

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