Patricia Almagro Asociación Norte Joven

Por Ana Montoya- 11/12/2020

Me encuentro con Patricia Almagro a través de la pantalla del ordenador, como ya es habitual en los tiempos que corren. Está en mitad de su jornada laboral en el Centro de la Asociación Norte Joven en Vallecas. Patricia es Educadora Social y Psicopedagoga, y lleva trabajando en la Asociación Norte Joven desde el 2006.

Norte Joven es una Asociación que apoya a los jóvenes mediante formación y acceso al empleo. Cuenta con tres centros en Madrid: Alcobendas, Fuencarral y Villa de Vallecas.

Su objetivo es combatir el fracaso escolar de jóvenes en riesgo de desventaja social mediante la Formación Integral. También mediante el proyecto “Trabajo en Red”, que usa otros recursos externos a la Asociación para temas más específicos. Para ello, cuentan con el apoyo de técnicos de la Comunidad de Madrid especializados en el asunto.

Dentro de la Formación Integral está la Inserción Socio Laboral, con matrícula abierta todo el año para grupos reducidos, y con talleres. Los hay de electricidad, fontanería, carpintería, cocina, o camarero de sala.

También se imparte Formación Profesional básica y orientación laboral a la hora de completar la formación y afrontar la búsqueda de empleo.

Y dentro de todo esto, me he topado con dos proyectos muy originales: el Restaurante Escuela Norte Joven, conocido por “Fuera de Carta”, y el Catering Social, que ofrece 60 comidas a la semana. Las preparan los alumnos y alumnas en el Taller de Cocina para personas seleccionadas por Cáritas Madrid, del barrio de Vallecas. El Restaurante lo llevan los alumnos y alumnas que reciben formación de hostelería y restauración, y el Catering Social, los futuros cocineros.

Eres Educadora Social y Psicopedagoga. Tu relación laboral con la Asociación Norte Joven te llevó a formarte de una forma determinada. Háblame de tus comienzos y de tu trayectoria profesional.

Acabé mi formación en 2004, que iba más encaminada a adultos y educación especial. Pero en la búsqueda de empleo me topé con Norte Joven, un proyecto que me gustó tanto que en un primer momento entré como voluntaria. A los pocos meses salió un puesto y me quedé. Nunca pensé que acabaría trabajando con adolescentes, pero hubo feeling. Porque aquí se trabaja de una forma integral, empiezan un camino nuevo, y les decimos que van a hacer las cosas de una forma diferente. La manera corriente no les ha servido, así que comienzan una nueva andadura.

Esta educación integral que también conlleva una parte docente, me llevó a completar mi formación como Psicopedagoga y también a especializarme en temas como atención a la diversidad, mediación, violencia de género, acoso escolar, y todo aquello que aportara ideas a la intervención directa con los alumnos, para juntos conseguir los objetivos que se propusiesen. Son chicos con muchas carencias en general, donde cada uno viene de un sitio, con una experiencia previa, lo que influye determinantemente en el aprendizaje.

¿Cómo es el perfil de los jóvenes que llegan a Norte Joven?.       

Lo normal es que sean chicos entre 16 y 25 años. En general la línea común es que son chicos en desventaja social, que proceden de familias de bajos recursos y con una trayectoria de fracaso no sólo en la escuela, sino en sus vidas, por lo que en general están desmotivados. Tienen baja autoestima y no creen en ellos. Muchos son extranjeros. Al final son muchas gotitas que hacen que sean chicos con bastantes carencias.

Digamos que en una clase con 26 personas más, estos chicos pasan desapercibidos, o a causa de sus conductas disruptivas son expulsados, por lo que no se les puede atender bien dentro del sistema educativo habitual que los va echando. Otras veces los chicos deciden que ese no es su sitio y muchos son absentistas. Les pasa que llegan a una clase y no entienden nada de lo que está pasando. Suelen abandonar el sistema educativo a los 16.

Aquí encuentran un sitio donde se les atiende individualmente, y esas conductas disruptivas en general desaparecen. No se les puede meter a todos en un mismo saco, pero el que queramos conocerlos e intentarles enseñar a hacer las cosas de forma diferente, les hace aprender, que es lo que ellos creían que no podían hacer.

Cuéntame algo más sobre la Asociación Norte Joven.

La Asociación nació hace 35 años con el objetivo de combatir el fracaso escolar de jóvenes en desventaja social, y darles la oportunidad de formarse en un oficio. En todo este tiempo el perfil de los chicos ha cambiado mucho, pero la base sigue siendo la misma, que es darles la opción de que puedan ser autónomos el día de mañana, con unos estudios que les faciliten el acceso al mundo laboral.

La Asociación tiene la parte de Itinerarios, a través de los que simultáneamente aprenden un oficio, se preparan para obtener el título de Educación Secundaria, y reciben formación en competencias socioprofesionales. Por ejemplo, la dual les ofrece una formación Nivel 2 para trabajar en la Construcción.  Con el “Proyecto Ser” se les enseña el idioma, aprenden el Castellano a la vez que se les va enfocando a la parte práctica de Talleres.

Después está la FP básica, la Formación Profesional concertada, que engloba la parte de formación Socio Laboral, pero desde la educación formal, donde entran chicos de entre 15 y 17 años. Aquí se forman dos ramas: Servicios Comerciales y Cocina y Restauración, donde pueden terminar haciendo el Grado Medio que equivale a Bachillerato, o acceder ya a un empleo.

Y los Talleres, que son la parte de Inserción Socio Laboral. Hay dos centros enfocados a Hostelería: el de Vallecas, donde se imparte el de Ayudante de Cocina y el de Auxiliar de Sala, (Camarero), y el de Alcobendas, donde también hay Cocina. Después está el de Fuencarral, que es el más grande, y que cuenta con la FP básica, más electricidad, fontanería, carpintería, y otro de cocina.

¿Cuál es tu función dentro de la Asociación?.

Dentro de mis funciones está el de acoger a las personas nuevas que llegan, desde la parte informativa hasta su incorporación al centro, la impartición y coordinación de clases, (educación para la salud, matemáticas, lengua, etc.), y seguimiento de los alumnos hasta su fin de formación.

Lo primero es ver si la persona que llega es “perfil norte joven”, para lo que medimos principalmente su nivel socioeconómico, personas que no puedan pagarse unos estudios. Suele funcionar el boca a boca, así que los que vienen suelen ser amigos de los que ya están.

Les explicamos que esto no es sólo una formación profesional y académica, sino también de desarrollo personal y social, una formación integral a tres patas: la formación profesional que es la que les va a capacitar, la académica que les va a dar la estabilidad laboral, y otra que les proporcionará buenas habilidades sociales, con la que aprenderán a conocer sus límites y a tener capacidades de forma general.

Cada chico tiene unas carencias diferentes. Los hay que se comunican bien pero tienen la autoestima por los suelos y necesitan mucho refuerzo positivo.

Y aquí es donde entra el tema de la Inteligencia Emocional. Tenemos una asignatura que se llama Competencias Básicas o Personales, que antiguamente se llamaba Habilidades Sociales, donde se da mucha Inteligencia Emocional.

Háblanos entonces de la formación de estos jóvenes y de la importancia de la Educación Emocional.

El día a día es Inteligencia Emocional. En primer lugar, el trabajar con grupos reducidos hace que los conozcas y sepas cómo vienen cada día. Cualquier conducta disruptiva requiere una tutoría individual, no se les expulsa del centro, se les atiende personalmente y se habla del problema que hayan tenido en clase. Aquí entran las habilidades sociales o inteligencia emocional, ya que se les enseña a controlar sus emociones y a entender que pueden pedir ayudar si existe una situación que les está desbordando. Porque con esa edad y con la situación personal que tienen, es lógico que no sepan controlarlas, asumirlas, y que necesiten unas pautas.

¿Qué efecto produce en los jóvenes el paso por la Asociación?.

No se puede hablar de un cien por cien, pero hay un porcentaje muy grande. La evolución se empieza a notar en un año o año y medio. Hay pequeñas cosas, como el conseguir que llamen la una puerta del despacho, que son grandes logros. Ellos no se creen que puedan crear cosas positivas o hacer cosas bien. Uno de los objetivos más básicos es simplemente que asistan todos los días al centro o que lleguen puntuales. Les ponemos comparaciones, les ponemos en la piel del otro para que vean la otra cara. La empatía es lo más complicado, el hacerles entender cómo se puede sentir el otro, ya que ellos ya tienen muchos problemas y piensan que primero tienen que solucionar su parte, para posteriormente fijarse en los demás.

¿Con cuál de los múltiples proyectos de la Asociación te identificas más?.

En la parte que estoy más metida después de tantos años es en la Inserción Socio Laboral. Desde que viene un chico, conseguir que se sientan a gusto, que entiendan que esto es un sitio diferente para que le den otra oportunidad. También imparto Matemáticas, que les cuesta mucho, y yo les hago entender que yo tampoco era un cerebrito. Es muy gratificante el que al final ellos entiendan lo que les estás explicando y que finalmente ellos valoren que hay sitios donde pueden encajar. Esto es lo que me llevo cada día. No me quedaría con un único proyecto.

Es importante tener varias visiones de los chicos para entenderlos completamente. Porque depende del momento todos nos comportamos de una forma o de otra. Es decir, es importante conocerlos en clase, en el Taller y en el despacho, para así poder intervenir. En el Taller es donde mejor se comportan y donde están más motivados, porque lo viven. De ahí es de donde sacamos más información, ahí demuestran sus capacidades y habilidades. Verlos en diferentes momentos te ayuda a ponerlos en situación.

¿Cómo se sienten los chicos y chicas cuándo sacan el trabajo adelante diariamente?. ¿Cómo ha afectado la Pandemia a estos proyectos?.

Estos proyectos empezaron por acercarles al mundo laboral, que no se quedase sólo en las prácticas del centro entre compañeros. Alguno de los proyectos que salieron fueron los del Catering Social y el del Restaurante Escuela. Por ejemplo, el Catering Social hubo que suspenderlo durante el confinamiento. Parecía que nos íbamos para quince días y fueron meses. Pero en casa veíamos las dificultades y la necesidad que había, y finalmente se consideró una actividad esencial, y en mayo se abrió. Preguntamos a los alumnos de Cocina quién quería asistir al Taller a hacer la comida del Catering, y la acogida voluntaria fue tremenda, de hecho, hubo que hacer varios grupos.

Se sienten realizados, pero más que por pertenecer a algo, que ellos no lo ven de esa forma, empiezan a sentir que tienen éxito, que podrán ser buenos cocineros. Sienten que su esfuerzo sirve para algo, que las personas que van allí comen y opinan que está rico, y además el profesor les dice que lo están haciendo bien.

Por ejemplo, en Vallecas se cocina lunes, miércoles y viernes, y se entrega martes y viernes, dos veces en semana. El proceso lleva su preparación y envasado. Hay veces que ayudan a la entrega y ahí sí entran en contacto con las personas beneficiarias, que les cuentan que lo están pasando mal y les dan sus agradecimientos personalmente. El efecto es muy positivo, pues ellos ya se ven con esa profesión, se sienten realizados y se llevan un subidón de autoestima tremendo. Piensan: “puedo ser un buen cocinero y mi esfuerzo vale para algo”.

El proyecto del Restaurante Escuela va un poco en sintonía. En Vallecas es una versión más pequeña porque el centro es más pequeño. Voluntarios o amigos de éstos hacen una reserva. Un par de días a la semana se abre para unas veinte personas y la comida la hacen alumnos de Cocina y la sirven los de Sala. También entre las once y las once y media ellos atienden la cafetería de alumnos y compañeros, ofreciendo desayunos para llevar. Al tener tan poco tiempo ponen en marcha la rapidez, y además el cliente paga, por lo que es una formación muy profesional y el maestro de taller está siempre pendiente. Incluso en la parte de comidas en el Restaurante, las mesas se visten como tal. Con sus cubiertos, ellos llevan su uniforme, y los platos se montan en cocina o se sirven, según cuales. El taller se transforma en Restaurante.

¿Cómo ha cambiado la pandemia el día a día de los alumnos?. ¿Y en lo que veis diariamente tanto en el Comedor como el Restaurante, si es que este puede abrir?.

La cafetería se ha puesto en marcha hace un mes, pero no llegan profesionales externos. El Restaurante tenemos previsto que se reanude en enero.

La formación, a pesar de la COVID, está yendo muy bien. Nosotros decidimos que vinieran todos los días, aunque fuera menos tiempo. En cuanto a la parte académica sí vamos un poco más atrasados con los contenidos, pero al final las tres horas que están en el centro se aprovechan más. La distancia y la mascarilla han provocado que hablen menos entre ellos, y, además, las tres horas que vienen están a tope.

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